Los psicólogos muestran sus reparos y advierten de que significa «rechazar la realidad» y alargar el proceso de duelo ::
Las redes sociales dejan legar ya la gestión de la cuenta de un fallecido para que le sigan dejando mensajes
¿Alguna vez se ha preguntado qué ocurrirá con sus perfiles en redes sociales el día que muera? Cuando una persona fallece, su muro de Facebook tiende a llenarse de mensajes de familiares, amigos y conocidos que dejan escrito lo que esa persona significó para ellos. La influencia de las redes sociales ya no solo se limita a nuestra vida, sino también a la forma en la que seremos recordados una vez que ya no estemos. Twitter o Google, entre otras, cuentan con un protocolo en el que se explican los pasos a dar para desactivar la cuenta de un usuario fallecido. No obstante, desde hace algún tiempo Facebook permite que un usuario decida si su cuenta se desactiva con su muerte o si, por el contrario, se convierte en conmemorativa. Pero la red social de Mark Zuckerberg ha ido un paso más allá. Desde el pasado julio permite designar un ‘contacto legado’, cuyas funciones están acotadas a «realizar ciertas acciones» en el perfil del usuario fallecido. Este particular ‘community manager’ pueda fijar una publicación en el muro, cambiar la foto de perfil o aceptar nuevas solicitudes de amistad. Lo que tiene vetado es publicar mensajes en nombre del difunto o borrar los ya existentes, y no puede leer mensajes ni conversaciones privadas mantenidas por Facebook. Ahora bien, ¿cómo afecta todo ello a la hora de afrontar la muerte de un ser querido?
«El proceso de duelo tiene un significado, es la emoción y sensación que te genera la pérdida en tu vida de alguien o algo a lo que le tenías un gran apego», explica Saioa Otegi, psicóloga de Saiatuz Psikoterapia Osasun Zentroa. En su opinión, «desde el punto de vista de la memoria y de recordar a esa persona es bonito que existan esos espacios», y destaca que en la primera fase del duelo puede «ser positivo». Un punto de vista que también comparte la psicóloga clínica Kemen López Etxezarreta, quien asegura que «esos tres meses de poner mensajes es una expresión de emociones que puede tener cualquiera, lo único que en lugar de hacérsela a un amigo en confidencia o en una terapia, lo escribes ahí. Eso puede tener una función terapeútica ya que escribes sobre tus emociones y te puedes desahogar».
Ambas terapeutas coinciden en que el beneficio desaparece si esa actitud se prolonga en el tiempo ya que significa que «se rechaza la realidad», explica Otegi. La razón es que la persona «no está físicamente aquí y se mantiene su persona en un imaginario virtual», un imaginario que hasta ahora «se quedaba en nuestra mente, en los cementerios o en lugares donde se colocan flores para recordarlos». Gestionar el perfil de esa persona tampoco ayuda. Aunque no hay estudios sobre este asunto, López explica que «se alimenta algo que no es real y, por lo tanto, sería como no aceptar la pérdida. Esa persona no va a participar en nada por lo que, por ejemplo, adjuntarle nuevos amigos es algo que no tiene mucho sentido». Así, pone como ejemplo que una persona «etiquete en la foto de su hijo recién nacido a su padre como si estuviera aquí». «Ahí está el límite entre lo que puede ser terapéutico y la fantasía que alimenta otras cosas. Te vas a acordar de tu padre inmediatamente nazca tu hijo, incluso puedes pensar ‘qué pena, el aita no le ha conocido’. Eso significa que has aceptado esa pérdida y que la vida sigue».
Por su parte, Otegi asegura que mantener activa la cuenta de ese familiar o allegado lo único a lo que puede llevar es a «alargar el proceso del duelo y que sea como mantenerlo inconcluso en el tiempo. Nos aletarga y, por lo general, lo más seguro es que no ayude». En el caso de personas cuya personalidad es melancólica «resultará mucho más difícil que logren cerrar el proceso de duelo si gestionan la cuenta de un familiar fallecido».
La terapeuta también se pregunta sobre «el sentido» de mantener ese perfil de Facebook, «cuya función era comunicarte con tus amigos cuando estabas vivo. ¿Por qué una persona tiene que continuar de manera virtual una vez fallecido?», y si eso se convierte en algo generalizado, «¿qué tipo de cambio mental supone eso?».
Un cementerio virtual Desde Facebook España aseguran no contar con datos acerca de cuántos difuntos tienen una cuenta activa en la red social. No obstante, en 2012 Nathan Lustig, fundador de la empresa Entrusted, explicó en su blog que uno de los cometidos de su firma era, entre otras, calcular para la compañía de Palo Alto cuántos usuarios perecerían en un año. Lustig estimó que ese año serían 2,89 millones de usuarios en todo mundo (580.000 en EE UU), una cifra superior al 1,79 millones de 2011. Con esos datos en la mano y suponiendo que sigan activas las cuentas de personas difuntas, hay quien apunta a que a partir de 2050 Facebook podría convertirse en un cementerio virtual, donde los perfiles de los fallecidos superarían a los de los vivos.
La virtualidad y la realidad están cada vez más cerca y «hay cada vez más dificultades para separarlos», asegura Otegi, algo que «no es negativo, pero en este caso tampoco adecuado» porque «cuando una persona se va, hay que dejarle irse de verdad». Gestionar o publicar constantemente mensajes en el muro de personas fallecidas «puede llegar a dificultar el proceso de duelo», dado que «ese perfil de Facebook puede ser un elemento muy discordante».
DeadSocial permite publicar mensajes después de muerto Las redes sociales e internet parecen escaparse al tiempo y al espacio. Aplicaciones como Hoosuite permiten programar mensajes para que sean publicados en Twitter, Facebook, Instagram o Linkedin. Algo parecido ocurre con DeadSocial, un sitio web en el que se pueden programar publicaciones en todas nuestras redes sociales una vez que hayamos muerto. Se trata de un servicio gratuito en el que esta compañía londinense desafía a la muerte. Al igual que el testamento, los interesados pueden darse de alta y planificar en qué fechas se publican en su cuenta de Facebook, por ejemplo, mensajes en los que felicite el cumpleaños a un amigo. Aunque permite programar entradas a 400 años vista, DeadSocial garantiza la publicación de los mensajes programadas para los próximos 100 años.
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